El profesor en Wharton avisa de los cambios que transformarán el mundo en una década: habrá más abuelos que nietos, más robots que obreros y más divisas que Estados. Los ensayos de prospectivas económicas son casi un género en sí mismo. Se trata, en muchos casos, de tratados de futurología en los que la probabilidad cuanto menos remota. Otros, sin embargo, tienen unas expectativas más ancladas a la realidad y no a probabilidades lejanas. Ese es el caso de 2030: viajando hacia el fin del mundo tal y como lo conocemos (Deusto), en el que Mauro Guillén (León, 1964), profesor de la escuela de negocios Wharton (Pensilvania, EE UU) y a partir de septiembre decano de la Cambridge Judge Business School (Reino Unido), trata de demostrar que no solo de previsiones rompedoras vive el economista y que es posible trazar una proyección creíble a 10 años vista. Para entonces, dice, habrá más abuelos que nietos, más robots industriales que obreros tradicionales, más ordenadores que cerebros humanos, m...