LO PEOR HA PASADO YA | PROF. JAVIER DÍAZ GIMÉNEZ | IESE
Es crucial que se mantengan los estímulos económicos, para contrarrestar el golpe a la economía en la segunda ola de la pandemia. Las restricciones que se nos han impuesto van a incrementar los riesgos para la estabilidad financiera y van a ser un lastre para la recuperación.
Estiman los expertos que hasta finales de 2022 no alcanzaremos el nivel de actividad previo a la crisis.
La debilidad de la actividad económica lleva a un empeoramiento de las cuentas públicas y por ello es importante una respuesta política a la depresión económica creada por la pandemia.
En la situación actual donde la recuperación es parcial, desigual e incierta, el camino a seguir necesitará políticas nacionales que gestionen los equilibrios entre la actividad a corto plazo y atajar los desafíos a medio plazo.
Las perspectivas económicas en el corto y medio plazo siguen muy condicionados por la evolución epidemiológica, con una elevada incertidumbre. Los rebrotes golpean con virulencia a España y siembran dudas sobre la recuperación.
Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ve a España como la peor de las grandes economías avanzadas, con una caída de su producto interior bruto (PIB) del 12,8%, quedando muy lejos de los países de la eurozona.
La receta es mantener una liquidez, apoyar a las empresas y las familias tanto como se pueda, mediante moratorias de deuda, retrasos en el pago de impuestos o inyecciones de capital. Con todo, habrá daños inevitables que afectan a los que menos tienen.
La pandemia revertirá el progreso hecho desde los años 90 en reducir la pobreza global e incrementará la desigualdad.
En España, donde el confinamiento ha sido duro y largo, lo que va a venir no va a ser bueno, pero va a ser mejor que lo peor que ya ha pasado. Se tienen que torcer mucho las cosas, conflictos que no esperábamos, problemas políticos no esperados que invalidaran los buenos pronósticos, a pesar que las tasas de crecimiento van a ser más suaves en 2020.
Miremos al futuro con esperanza porque “lo peor ha pasado ya”.
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