TAMAÑO, PRODUCTIVIDAD Y CRECIMIENTO DE LA EMPRESA (PARTE II DE III) DEL ARTÍCULO "¿QUÉ NOS IMPIDE CRECER Y CONVERTIRNOS EN UNA GRAN EMPRESA? LA IMPORTANCIA DEL MANAGEMENT" | PROF. ÁNGEL PROAÑO

Productividad y crecimiento de la empresa. ¿Quién es el motor?

En los estudios sobre dinámica empresarial, un hecho ampliamente documentado es la asociación positiva entre tamaño y productividad. Los fundamentos de esta asociación son, no obstante, menos evidentes. Por un parte, puede ser la consecuencia de la existencia de economías de escala que generan incrementos de productividad cuando aumenta el tamaño de las empresas. Por otra parte, puede ocurrir que las empresas son internamente más o menos productivas y solo crecen en la medida en que los factores de su entorno (económicos, regulatorios, institucionales, financieros, etc.) lo permiten. En el primer caso, el tamaño causaría la productividad; en el segundo, la causalidad se produciría en sentido inverso, de la productividad al tamaño.

Como hemos visto, habitualmente se ha considerado que el sesgo hacia empresas de reducida dimensión es una de las causas de la baja productividad de la economía española. Sin embargo, si bien en la práctica cabe esperar que entre la productividad y el tamaño existan relaciones de causalidad en ambas direcciones, hay algunos estudios (Moral-Benito, 2016) que muestran cómo las empresas españolas, con independencia del tamaño, son menos productivas que sus homólogas europeas, siendo ésta la causa de que crezcan menos y por tanto sean más pequeñas. Este diferencial es generalizado por tamaño de la empresa (11), aunque es superior para las más pequeñas.

¿Por qué son menos productivas?

En primer lugar, vamos a ver en qué consiste la productividad y de qué elementos depende.
Qué es la productividad


“la productividad no lo es todo, pero en el largo plazo es casi todo”
Paul Krugman


La productividad es una de las principales fuentes del crecimiento económico, de forma que, si un país quiere prosperar, reducir desigualdades y alcanzar un mayor nivel de bienestar a largo plazo (PIB por habitante), tienen que focalizar sus esfuerzos en invertir en las variables que determinan la productividad. Y ¿cuáles son esas variables?

La productividad es una ratio entre lo que se obtiene y los recursos empleados. De modo simplificado podríamos decir que es la eficiencia en la producción: cuanto output se obtiene de un determinado conjunto de inputs. Los inputs habitualmente medidos son el empleo y el stock de capital. De este modo, el cociente entre el valor generado por una empresa y las horas de trabajo que ha tenido que dedicar para conseguirlo, es la llamada “productividad aparente del trabajo”. Pero hoy es un hecho bien conocido que aquel valor no solo depende del trabajo y del capital puesto en juego, sino también de la habilidad (12) con que la empresa combina estos dos factores de producción para crear y llevar al mercado su oferta. A esta contribución a la generación de valor se le llama la “productividad total de los factores” (TFP) (13), porque refleja la manera en la que la “tecnología” hace que los clásicos factores de producción, capital y trabajo, sean más productivos.

¿De qué depende entonces la “productividad total de los factores”?

Qué determina la productividad

Hay distintos factores que influyen y generalmente se clasifican en externos o indirectos y en internos o directos a la empresa. Los primeros son factores como la competencia, la regulación, la rigidez de los mercados, su transparencia y otros. Sobre ellos las organizaciones no tienen un control directo. Sobre los segundos la empresa sí tiene un control directo y serán, por tanto, los más interesantes desde el punto de vista de la dirección. Entre los factores internos que hacen que unas empresas necesiten más capital y trabajo que otras para producir la misma cantidad de producto se encuentran: la calidad del capital humano, la inversión en I+D+i, el acceso a financiación, la inversión en tecnologías de la información, el “efecto experiencia” y otros, entre ellos, la calidad del management.

Existe consenso en la literatura sobre la importancia de las competencias directivas como uno de los determinantes fundamentales de la productividad (Syverson, 2011). Por otro lado, las experiencias que vivimos a diario en el mundo de la empresa, así lo parecen avalar. Pero ¿hasta qué punto es importante? ¿existe evidencia de su influencia o se trata de una sospecha?

Fuente: Del artículo "¿Qué nos impide crecer y convertirnos en una gran empresa? La importancia del Management" preparado por Angel Proaño Vicente, profesor de Dirección Estratégica, para la ponencia del mismo título del XXI Encuentro Internacional de Profesores de Política de Empresa. 
San Telmo Business School. Sevilla, noviembre 2019.  

11 La baja productividad afecta a empresas de todos los tamaños y no sólo a las perjudicadas por las regulaciones dependientes del tamaño (tener un comité de empresa, desembolso mensual de IVA, auditoría independiente obligatoria, aumentar el pago fraccionado del Impuesto de Sociedades, etc.)

12 De una manera genérica, esta habilidad se puede llamar la “tecnología” de la empresa. El Premio Nobel de Economía de 1987, Robert Solow, se hizo famoso porque evidenció que el 80 % del crecimiento de la economía estadounidense, desde finales del siglo XIX a mitad del XX, era debido a la mejora de la “tecnología” de su tejido productivo.

13 Total Factor Productivity

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