CANARIAS, ES EL MOMENTO DE REINVENTARNOS | MOISÉS MORERA | DIPLOMÁTICO DE CARRERA DESDE 2007 | EL SALVADOR | SUDÁN DEL SUR | VENEZUELA | MARRUECOS
Los
chinos, en su complicado idioma tienen un carácter que se traduce como crisis y
que se pronuncia wei-yi. Está dividido en dos significados, el
carácter wei, que significa “peligro”, y el yi, que
significa “ocasión crucial, punto crítico, oportunidad”.
El carácter wei,
“peligro” ya lo estamos conociendo. El número de muertos y enfermos es
simplemente insoportable para nuestra sociedad. Todo español de bien ya ha
llorado ante lo que estamos viviendo. Leemos y escuchamos gruesos adjetivos
para definir este nuevo tiempo que nos ha tocado vivir. “Nada semejante ha
ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo la canciller Angela Merkel. Lo
más suave que he oído es que vivimos una nueva crisis global. Un gran peligro,
sin duda.
Pero, a pesar del dolor que
acumulamos, es imprescindible que comencemos a analizar el carácter yi,
es decir, “la ocasión crucial, el punto crítico, la oportunidad” que nos va a
dejar este nuevo contexto. Sobre este aspecto quiero reflexionar en relación al
territorio del planeta que más me interesa, me duele y quiero, mis islas
Canarias.
Sabemos que lo pasaremos mal en
los próximos meses, sabemos que viene una crisis económica, y por ende social,
especialmente grave. Esta crisis tendrá un fuerte impacto en nuestro PIB y en
el empleo y producirá un alto grado de incertidumbre.
A pesar de todo, saldremos de
ella, pero únicamente saldremos bien o muy bien si Canarias logra aprovechar
esta terrible crisis para dar un gran salto al futuro, como han hecho otros
territorios, con igual o menos recursos que los nuestros, en momentos de
crisis. Canarias tiene que aprovechar este momento decisivo para reinventarse,
corregir errores y salir fortalecida.
Tanto los individuos como los
países que se encuentran en crisis deben hacer un balance honesto de sus
competencias y de sus valores. Deben decidir, de entre todo lo que tienen, qué
es lo que funciona bien, qué cosas siguen siendo positivas incluso en el nuevo
contexto y, por tanto, merece la pena conservar. Y a la inversa, deben tener la
valentía suficiente para reconocer qué es lo que deben cambiar para hacer
frente a la nueva situación, qué no está funcionando y de qué se tienen que
deshacer. Esto implica encontrar nuevas soluciones y modelos que sean
compatibles con sus capacidades.
Los países implementan cambios
selectivos en sus instituciones y en sus políticas mediante la construcción de
un cercado para separar aquellas instituciones y políticas que requieren
cambios de aquellas que deben conservarse inalterables. Este es el ejercicio
que debemos hacer ahora en Canarias.
Así mismo, los países, como las
personas en crisis, pueden adoptar y adaptar las soluciones que ya hayan
ensayado otras naciones cuando se han enfrentado a problemas similares. Adaptar
los modelos exitosos existentes es muy práctico e inteligente. Y no menos
importante, las crisis tienden a ser complejas y suelen requerir que ensayemos
diversas soluciones antes de dar con la que funciona. Exigen por lo tanto
paciencia, flexibilidad y tolerancia ante las ambigüedades, los fracasos y las
situaciones frustrantes.
El economista John
Maynard Keynes dejó escrito que “la dificultad no estriba en las ideas
nuevas, sino en escapar de las viejas”. Canarias debe dejar atrás la parte de
su modelo económico y social que sabemos que no funciona y optar por las ideas
y políticas de las que tenemos sobradas garantías que crean y distribuyen
riqueza.
Pero los esfuerzos de corrección
y reconstrucción deben conseguirse de manera preventiva, no reactiva y la
maquinaria de respuesta ante este shock, que dejará un paisaje
socioeconómico muy duro en Canarias, debe ponerse en marcha a pleno rendimiento
inmediatamente. Hay que empezar a poner las bases de la nueva economía, de la
nueva sociedad que queremos para los próximos 10-15 años.
Yo soy de los que suele repetir
que ya está todo inventado y que a veces lo que hay que hacer es copiar lo que
ya funciona. Para Canarias, yo propongo, por un lado, una apuesta segura, un
modelo de cero riesgos que ya funciona en muchas partes del mundo, que es la
apuesta por la educación. Y, por otro lado, perfeccionar y complementar nuestro
modelo económico.
En 2012 le preguntaron a la
presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, ¿cómo hizo Finlandia para pasar en solo
dos décadas de ser un país agrícola que solo exportaba madera a ser un
exportador de alta tecnología? Respondió: el secreto es muy sencillo y se puede
resumir en tres palabras: educación, educación y educación. ¿Y cuál es el
secreto de su sistema educativo? La respuesta es tan simple como tener buenos
maestros.
Hace apenas cinco décadas, Gran
Bretaña se desprendió de Singapur. Este pequeño país que actualmente tiene 5
millones de habitantes era tan pobre y falto de recursos naturales que ninguna
otra nación quiso hacerse cargo suyo. Hoy día, en gran parte gracias a la
apuesta que hizo por mejorar el nivel de su sistema educativo, Singapur tiene
el noveno ingreso per cápita más alto del mundo. Hace cuatro décadas, Singapur
tenía un alto nivel de analfabetismo y gran parte de sus estudiantes no
terminaba la secundaria. Hoy día, prácticamente todos los jóvenes entran en
algún tipo de institución de educación superior o técnica.
Ser una región pequeña,
fragmentada, con poca población y con pocos recursos naturales no es un
impedimento para poder desarrollarnos y alcanzar altos niveles de educación y
bienestar. Singapur tiene solo 697 km2 frente a los 2.034 de Tenerife y es
extremadamente pobre en recursos naturales pero apostaron por la educación de
sus jóvenes como el mejor instrumento contra la pobreza.
Canarias podría contar en una
década con los maestros mejor preparados y motivados de España. La clave está
en la calidad de los maestros. Esto tendría un impacto enorme en nuestros
jóvenes y en nuestro desarrollo. En esa misma década tenemos que implantar la
educación bilingüe en inglés. Se puede.
Junto a ello, necesitamos que
nuestras universidades sean de excelencia y se abran mucho más al mundo.
Singapur, en esos 697 km2, tiene más de 70 universidades extranjeras. Ha
invitado a las mejores universidades del mundo a instalarse en el país, ya sea
por sí mismas, o en sociedades con universidades locales.
No es descabellado soñar con
tener una buena universidad alemana y otra británica compartiendo campus en
Canarias cuando recibimos 3 millones de alemanes y 5 millones de británicos
todos los años. De nuevo, su impacto sería enorme. Pienso en jóvenes alemanes y
británicos estudiando en Canarias, dando clases de idiomas a nuestros jóvenes y
estudiando español, en profesores intercambiando sus experiencias en Las Palmas
y en Berlín y en nuestras universidades especializándose en los temas que más
nos interesan como la astrofísica, el turismo, la gestión económica, las nuevas
tecnologías, la agrotecnología, el comercio y los idiomas.
De las crisis salen antes y más
fuertes los países que han invertido en educación, ciencia e innovación porque
elevan las defensas del organismo de la sociedad.
Junto a ello, propongo
reflexionar -sin ánimo de ser excluyente- sobre 4 sectores económicos que
podrían convertirse en los pilares, a distintas intensidades, de nuestro modelo
económico y social.
Turismo. El turismo va a ser el sector económico que va a
cambiar más radicalmente tras esta crisis. El fin de la masificación hará que
sea muchísimo más caro viajar en avión y visitar. La gente no volverá a viajar
tanto como antes, nuestros principales mercados sufrirán también una fuerte
crisis económica por lo que harán turismo interior y, con seguridad, nuestros
competidores de países en vías de desarrollo se verán forzados a bajar los
precios.
En 2018 el turismo supuso el 35%
de PIB canario y generó el 40,4% del empleo con un importante efecto arrastre
en el resto de actividades económicas de todas las islas. Nuestro monocultivo
nos ha dado la puntilla pues su caída significará prácticamente la paralización
de nuestra economía dado el alto nivel de dependencia que tenemos de él. Aquí
tenemos que reflexionar mucho.
Sin duda, el turismo seguirá
siendo fundamental, pero creo que al salir de la crisis, nuestro objetivo no
puede ser tratar de alcanzar el nuevo récord de 16 millones de turistas. Esta
cifra tiene un impacto medioambiental que no podemos soportar en un territorio
tan frágil como el nuestro. Además, el gasto medio diario de los turistas que
nos visitan es de solo 85,9 €, muy bajo para el coste medioambiental que
pagamos y mal distribuido debido a la alta dependencia que tenemos de
tour operadores e intermediarios extranjeros.
Tenemos que optar por la
exclusividad, por el lujo, por los turistas que quieran gastar 160 € de media
diaria, pero para eso tenemos que ofrecer mucha calidad y una mayor
diversificación de la oferta. La ecuación es fácil, 10 millones de turistas con
un gasto medio de 160 € suponen un 15% más de ingresos y una reducción del
impacto medioambiental muy considerable.
Tenemos que apostar por el
turismo sostenible y por la excelencia turística de manera clara. En estos
momentos de cambio e inflexión podemos ser más agresivos y exigentes y rechazar
los proyectos urbanísticos que no sean exquisitos con nuestro medio ambiente,
reducir los costes de la intermediación y aprender de los modelos turísticos de
éxito que han apostado por la excelencia.
Tras la crisis, alguno de los
1.850 establecimientos hoteleros canarios que se han visto forzados a cerrar
podría ser la sede de alguna de las más importantes escuelas
de turismo del planeta. Esto nos permitiría mejorar la formación,
aumentar nuestra productividad, convertirnos en líderes en materia de formación
turística de excelencia y ser el vivero de las miles y miles de empresas
turísticas que existen en este mundo globalizado. De nuevo, la educación es la
clave.
No podemos volver a echar toda la
carne en el asador del turismo. Es el momento de diversificar y encontrar otras
alternativas económicas que complementen al turismo.
Las nuevas
tecnologías. Irlanda, hasta no
hace mucho, uno de los países más pobres de Europa se ha convertido en uno de
los más ricos del mundo en apenas 12 años. ¿Qué han hecho los irlandeses para
pasar de ser un país agrícola empobrecido a una potencia en tecnología de punta
en apenas 12 años en los albores del nuevo siglo?
A pesar de su minúscula población
de 4 millones de personas, Irlanda exporta un tercio de todas las computadoras
que se venden en Europa y es el mayor exportador de software del mundo. Es uno
de los mayores centros tecnológicos y de la industria farmacéutica del planeta.
Más de 1.100 empresas multinacionales se han instalado en este pequeño país en
los últimos años.
La receta del progreso ha sido un
acuerdo entre políticos, empresarios y trabajadores para apostar por la
apertura económica, la ayuda europea, la eliminación de obstáculos a la
creación de nuevas empresas, la desregulación de la industria de
telecomunicaciones y una fuerte inversión en educación, especialmente en
carreras universitarias de ciencia y tecnología.
En Canarias contamos con el IAC,
líder mundial en astrofísica y pionero en investigación científica y
tecnológica en nuestra tierra con sus dos potentes observatorios. El IAC ha de
seguir siendo un instrumento clave para seguir abriéndonos al mundo a través de
sus acuerdos con prestigiosas instituciones internacionales. La posible
instalación en La Palma del megatelescopio TMT tendría un impacto socio
económico sin precedentes e impulsaría de manera decisiva las nuevas
tecnologías en nuestra tierra.
Además, Canarias podría ser líder
mundial en el desarrollo de Islas Inteligentes. Las islas tienen
características únicas que conllevan dificultades específicas con respecto a la
producción de energía, el transporte, la gestión de los recursos naturales, la
biodiversidad y los residuos, el acceso a los mercados y la diversificación
económica. Estas características pueden convertirse en oportunidades y
representan un potencial sin explotar para que las islas funcionen como
laboratorios de innovación tecnológica, social y financiera que luego puede ser
exportada y vendida.
En el continente europeo hay 128
islas con más de 10.000 habitantes y 133 islas con más de 200 km2.
Aproximadamente el 3,5% de los ciudadanos europeos viven en islas. Las islas
representan el 6,3% de la superficie del planeta, y cerca del 10% de la
población mundial vive en ellas. Las soluciones que desarrollemos en Canarias
pueden ser replicadas en otras islas.
Casi todas las islas Canarias han
desarrollado, con mayor o menor intensidad, sus proyectos de Smart
Islands. Su impulso podría ser un pilar que complemente la economía
canaria pero requiere el fuerte compromiso de las autoridades insulares y
regionales y la cooperación con el sector privado y la academia para la
promoción de un desarrollo inteligente, sostenible e integrador.
Economía verde. “Las islas son como un cristal de aumento. Cuando
miramos a través de ellas vemos las vulnerabilidades que nos esperan a todos”,
advertía en 2014 el ex secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. Las islas
están en primera línea de batalla contra el cambio climático y todas sus
amenazas como la subida del nivel del mar, la contaminación atmosférica, la
degradación del suelo y los acuíferos, la edificación agresiva, la gestión de
los residuos y los vertidos incontrolados.
De nuevo, esta gran amenaza
constituye una oportunidad económica, especialmente en nuestro frágil y pequeño
territorio. Nuestra gallina de los huevos de oro es el territorio, si lo
destruimos, morimos. Canarias podría colocarse a la vanguardia de la lucha
mundial contra el cambio climático y convertirse en una región líder en la
innovación, investigación y uso respecto a las energías renovables, reduciendo
así la dependencia de los combustibles fósiles y fomentando, con fuertes
estímulos, las fuentes de energía renovables como la eólica y la solar.
El Hierro va camino de
convertirse en la primera isla española -y del mundo- en ser 100%
sostenible. Obviamente esto no es fruto de la casualidad, sino de un trabajo de
más de una década por parte de las instituciones, empresas y de los herreños.
El verano pasado, volvió a batir un récord en términos energéticos
y durante 24 días seguidos su población al completo se abasteció
únicamente de energías renovables. Ya no necesitamos irnos muy lejos para
conseguir un modelo de éxito, lo tenemos en casa.
Asimismo, la educación debe ser
protagonista en la mitigación de los efectos del cambio climático y también en
la adaptación al mismo de nuestra economía en la búsqueda de nuevas
oportunidades para la creación de empresas y empleo.
Economía de la tercera
edad. En 2050 España será el
territorio más envejecido del mundo, con un 40 % de la población por encima de
los 65 años. Lo mismo ocurrirá, a diferentes niveles, en nuestros principales
mercados turísticos.
Viviremos muchos más años y disfrutaremos
de altos grados de bienestar gracias a los avances técnicos. Hoy en día, la
vejez se ve como un gasto y no como un motor económico, lo cual es un error
conceptual. El 40 % del consumo ya lo protagonizan los mayores de 60 años y en
torno a ellos se puede generar una industria en salud, ocio, tecnología,
educación, movilidad y mucho más.
Canarias podría desarrollar un
sector económico en busca de las oportunidades de la economía del
envejecimiento. Tenemos todas las condiciones para ello. Nuestro clima, el
sistema sanitario, las conexiones aéreas, la seguridad, las infraestructuras,
la amabilidad de nuestra gente y la paz social son las bases para generar
actividades económicas vinculadas a los mayores.
Jubilados, personas mayores,
podrían retirarse en Canarias, asumiendo sus gastos con sus pensiones y seguros
y convertirse en un motor de la economía. En este sentido, he identificado al
menos 10 subsectores económicos vinculados a los mayores: residencias
(construcción, rehabilitación y dotación); centros de día; turismo
especializado y adaptado; cuidados médicos y atención; terapias y
rehabilitación; deporte y salud; documentación de recuerdos; actividades
culturales y artísticas; transporte y movilidad y alimentación, vestido y
calzado. Estos y muchos otros servicios podrían ser producidos en Canarias, por
empresas canarias.
Por otro lado, las personas
mayores en buen estado de salud -que serán la mayoría- podrían aportar sus
conocimientos y habilidades en diferentes sectores como la universidad, el emprendimiento,
la asesoría y los idiomas. Un astrofísico alemán retirado en Canarias es un
regalo para nuestras universidades. Un profesor de literatura inglesa estará
encantado de enseñar su idioma y sacar un dinero extra. La mayoría querrán
seguir siendo útiles por lo que buscarles una actividad compatible con su
situación crearía riqueza en Canarias mientras disfrutan de nuestro clima y
nuestro cálido acogimiento.
Y por último, para prestarles
esos servicios tendremos que formar a nuestros jóvenes en medicina,
gerontología, geriatría, neurología, enfermería, psicología, fisioterapia,
nutrición, etc. También se necesitarán profesores de adultos, acompañantes,
trabajadores sociales, especialistas en artesanía y manualidades y muchas otras
disciplinas. De nuevo, la educación se convierte en una política transversal.
Winston Churchill, que ahora está
tan de moda, solía repetir que nunca debe desperdiciarse una buena crisis.
El objetivo no puede ser volver
al lugar en el que nos encontrábamos en enero del 2020, pues no era una buena
posición. Es el momento del gran salto al futuro. Tenemos en Canarias
conocimiento, talento y experiencia suficientes para darle la vuelta a esta
difícil situación e incluso volverla positiva. Necesitamos líderes políticos y
sociales, hombres y mujeres de gran talla intelectual, política y humana que se
crean que podemos salir mejor parados si realizamos cambios sustanciales y que
no les importe apostar por proyectos de transformación que comenzarán a dar sus
frutos cuando ellos seguramente no estén.
Busquemos nichos, oportunidades y
modelos de éxitos. Busquemos nuevos mercados y actividades económicas. He
señalado algunos pero hay otros. Y corrijamos los errores de nuestro modelo
económico sobre la base del gran elemento transformador de las sociedades: la
educación.
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Moisés Morera
Martín: Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto y Master en Comercio y Política Internacional por la Universidad de Georgetown.
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